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DEAR DIARY: NÓMADA


Yo nací en capital, casi provincia. Al límite, literalmente. Por tres cuadras no fui provinciana. Me gusta esta descripción mía. Es la que doy cada vez que me preguntan dónde nací. ¿No es más simple? Sin duda es más simple que decir que nací en capital, al año me fui a Brasil, volví a los dos años y la historia se repitió 3 años después. Cuando finalmente me quedé en Argentina, empezó mi etapa provinciana. Martinez, San Isidro. Zona Norte, más que provincia acá es identificada como Gran Buenos Aires. Gente con plata, los chetos de la provincia y muchas otras boludeces que se dicen de nosotros. Nada de lo que la gente diga es real en su totalidad. Pero si, la gente no pasa mucho hambre por estos pagos.


El estado económico de mi familia fue en progreso, positivamente hablando. De no tener nada a estar estabilizados y hasta poder darnos algunos gustos. Capaz fue la crianza que me dieron o el no haber tenido todo desde siempre. La verdad es que era la nena de todos, la primer hija, nieta, sobrina, ahijada, bisnieta y siempre me cumplian todos los caprichos. No importaba si estábamos bien o mal. Mi familia entera eligió que no lo notara. Pero soy observadora de la vida, desde siempre. No era de la nenas que se golpeaban por jugar, yo no jugaba. Donde me ponían me quedaba, quieta, sin moverme. Observando. Era consciente de todo lo que pasaba. Podía ver todo el esfuerzo de mis papás. Todavía se me llenan los ojos de lágrimas recordando el día en que papá volvió y nos abrazó fuerte porque le había pagado al banco la última cuota. La casa era nuestra, finalmente. Los padres educan con sus actos, no solo con sus palabras y así me educaron ellos.


Por todo esto vivir en Martínez fue difícil, más aún estar en un colegio “bueno”. La gente siempre considera a los colegios según el tipo de gente que manda a sus hijos. No se fijan en los maestros y en la educación que te pueden brindar, se fijan en los padres que esperan a la salida, en sus ropas y en sus coches. No los culpo, ninguno debería hacerlo ya que todos somos así en algún momento. Fué ahí que me encontré con dos tipos de personas: la que tiene plata y la que aparenta tenerla. Yo no me llevaba con ninguna de las dos partes, los odiaba. Odiaba el colegio. Por muchos años culpé a esos pequeños terroristas que por ser gorda, fea y con muchos rulos no me aceptaban. La verdad es que yo tampoco los aceptaba a ellos. No me gustaban, me daba asco escucharlos hablar y tenerlos cerca.


Encontré la solución a mis problemas dejando de estudiar. Con once años en el colegio, como mucho tenés 7 materias, y yo las recursé todas hasta repetir. Primer acto de rebeldía en mi vida. Esa fue mi forma de gritar SACAME DE ESTE INFIERNO. Así terminé en el colegio que cambió todo para bien. Uno mas de barrio donde conocí un tercer tipo de persona: clase media trabajadora. Esos que no pretende ser nada que no son. Encontré gente que era como yo, como mi familia. Martínez es asi. Hay gente pobre, hay gente laburadora, hay gente con plata y otras pocas con muchísima plata. Poder vincularte con todo tipo de personas que tienen realidades diferentes es bueno, te construye y lo mas importante: te da el poder de elegir.


Nací en capital, viví en Brasil, me formé en Martínez y hoy crezco nuevamente en capital de forma independiente. La verdad es que no soy de ningún lado y soy de cada uno. Porque todos son parte de mi historia, todos hablan de una Mumi diferente. su Mumi en particular.



Mumi.

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